Cultura previsional

28 jul 2021

¡Mi actitud es mi futuro!

28 jul 2021

¡Mi actitud es mi futuro!

3er. puesto concurso #YoTengoUnFuturo

Todo comienza en un invierno, el frio congelaba cada parte de las plumas de nuestra amiga colibrí, pero ella sabía, que ya llegaba el verano como siempre; sin embargo, la madre tierra cambió los planes y no volverían a ver los meses de verano, otoño y primavera.

Un invierno cruel, de muerte… nuestra amiga sufría al ver cómo las demás aves morían, los animales: grandes, pequeños y las crías morían de frio; las flores, secas y cada día sentía miedo de que le tocara a ella. Ya no encontraba cómo subsistir a tal infame situación en que se encontraba.

Viajaba cada día a más lugares lejanos, por un poco de néctar, hasta que encontró un lugar de flores de colores tan intensos y de aromas deliciosos.

¡Qué alegría! el colibrí volaba en círculos, en diferentes direcciones, cuando se disponía a tomar el néctar de la flor, se dio con la sorpresa que le hablaba, ¿deseas mi néctar? Asustado el colibrí, se cayó al pasto que era de un color verde intenso, que ayudó a amortiguar su caída. ¡Ten cuidado! le decía el pasto. Cuando reacciona, conversa con la flor y le dice: por favor me muero de hambre; de donde vengo hay un invierno cruel, todos mueren no hay flores ni animales; déjame tomar un poco de tu néctar. La flor le dice, tienes que darme un pago. -Una pluma por mi néctar. ¿Mi pluma? no hay colibrí que tenga esos colores; soy la más bella entre todas. —!Tú decides! —le dijo la flor.

—¿Sin mis plumas bellas viviría? —se preguntó el colibrí—, por un poco de néctar vale la pena. Tan difícil decisión tenía que tomar. Un suspiro se escuchó, que hasta el viento se conmovió.

Al fin da su respuesta y acepta, una pluma por el néctar, y así lo hizo por mucho tiempo. Nace así una hermosa amistad entre ellas; se protegían; cada pluma que daba el colibrí ya no era un sacrificio; era un regalo para su amiga; aprendió cómo abrigarse del frio. Al no contar con muchas plumas, buscó diferentes formas de cubrir su cuerpo con hojas secas que encontraba, pero nuestra amiga era muy feliz; encontró a una amiga sin importar los cambios que haría en su cuerpo.

Su felicidad era tan evidente que hasta el sol sonreía de ver al ave sin pluma y de alegría intensa, porque no solo encontró un alimento, encontró un hogar.

Ese colibrí ¡soy yo!, que vivía el momento. Me conformaba con un sueldo y mis gustos, hasta que llegó la pandemia, cómo lloré por mis familiares y amigos que fallecieron por el virus, hasta pensé un año que perdí. Sin embargo, recibí una lección de la vida, aprendí a cambiar mis hábitos de alimentación. El dar las gracias por la salud de mi familia, el de tenerlos sanos ya era una bendición, así como la flor que pedía algo a cambio. Encontré mi meta, que me pedía un sacrificio, ¿qué debía de hacer para lograrla?, dejé de comprar vanidades como ropa… ver por lo esencial para mi casa…

Comencé el año pasado y hasta ahora lo sigo realizando, saben ya no es un sacrificio, es mi éxito, pronto compraré mi casa.

Es una mezcla de sentimientos, que no puedo describir solo sé que el ahorrar te da un futuro y tu tranquilidad.

Autora: Flor del Rosario Aguilar Orihuela

Edad: 43 años