Un jubilado saludable

Víctor siempre ha querido viajar fuera del Perú.

Adonde sea, un viajecito para conocer. Pero la plata no le alcanza.

—Mejor espero a que Sebastián sea más grandecito, para viajar los dos —se dice para adentro—. ¿Pero cuántos años tendríamos que esperar?

Víctor se molesta. Pasará un buen tiempo antes de que le aumenten el sueldo en el banco. Y definitivamente no es posible pedir la devolución de su aporte obligatorio de cada mes.

—¡Qué injusto es no poder tener mi sueldo mensual completo! ¡Y qué injusto es no poder disponer de ese porcentaje que me descuentan y que ellos llaman “aporte”! ¿Qué pasa si lo necesito? —gruñe Víctor.

—¿Si lo necesitas? —Toño le contesta con otra pregunta—. Viajar al extranjero para hacer turismo no es una necesidad, oye.

Ahí está. Toño. Toño es un amigo que forma parte del otro sistema, el privado, y ahí sí: él sí puede retirar voluntariamente su fondo de pensiones. No completo, claro, pero le permiten retirar.

—Toño, ¿alguna vez has retirado algo de tu AFP?

—No. ¿Para qué? Yo sí quiero ser un jubilado saludable.

—Prefiero ser feliz ahora que saludable mañana. Ni sé dónde estaré mañana.

—Ay, no. A veces me parece que te olvidas de tu chibolo.

Eso jamás. Víctor está pensando en Sebastián, justamente. En pasar tiempo con él, en divertirse juntos. Un viaje de padre e hijo cuando sea más grandecito, qué bacán debe de ser eso. Él nunca pasó tiempo con su papá. Él sí quiere hacer las cosas bien con su hijito.

—Ojalá que Sebas pueda pagarse él solito sus estudios universitarios —la ironía de Toño devuelve a Víctor a la realidad.

¿Sus estudios universitarios? ¿De qué habla Toño? Ah…, sí…, del futuro.

Víctor se molesta otra vez. Ese rollo sobre el futuro lo aburre. Que “si das hoy, recibirás mañana”. Que “si confías hoy, tendrás un montón de ventajas mañana”. Mañana, mañana, mañana. A él nadie le enseñó a pensar en mañana.

—Ya, en serio, Toño, ¿nunca has retirado de tu AFP?

Nunca. Tiene la plata ahí, y nada. Tremenda tentación, y nada. Por algo será, piensa Víctor. Si su amigo puede, él también podría… ¿No? Por si las moscas, qué buena noticia es que le resulte imposible pedir la devolución de su aporte obligatorio de cada mes.

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