La otra Claudia

—No me digas que vas a preocuparte por eso, hija.

La abuela Pilar es perspicaz. Joaquín, su nieto de 17 años, ha hecho un anuncio. Y a Claudia, la mamá, parece que no le cayó bien.

—Tengo enamorada —es lo que acaba de comunicar Joaquín.

—¿Y quién es? —se alegra la abuela.

—¿Y quién es? —se alarma Claudia.

—Es prima de un amigo del cole. ¿Te acuerdas de Juan Pablo? Él me la presentó hace unos meses. Y ahora ya estamos.

—No me habías contado nada —Claudia parece celosa. Extrañada, al menos. Joaquín nunca ha traído a una chica a la casa. ¡Uy! Claudia se preocupa. ¡La va a traer a la casa!

—¿La vas a traer a la casa? —interrumpe la abuela, que a veces parece leerle la mente a su hija.

—Sí, claro… Bueno, ma… No te conté, pero te estoy contando ahorita. Y hay algo que te va a gustar. También se llama Claudia.

La abuela apenas contiene la risa al ver la cara de su hija. Ahora sí: celosa.

Y preocupada.

—No me digas que vas a preocuparte por eso, hija —este es el momento en que la abuela se lo dice. Joaquín ya no está en casa. Salió para ver a la otra Claudia.

—¿Te parece un buen momento para que tenga enamorada? ¿Justo cuando acaba el colegio? ¿Y si no se prepara bien para los estudios que vienen? ¿Y si pierde el tiempo con esa chica? ¿Y si no ingresa? O peor: ¿y si ingresa, pero desaprueba los primeros cursos y los tiene que repetir? ¡Eso sería doble gasto! ¿Y cómo voy a pagar eso?

Son demasiadas preguntas y la abuela prefiere sortearlas con humor.

—Se llama Claudia. Así que ya sabes cómo le van a poner a tu nieta, algún día.

Desafortunado intento de chiste. Claudia se preocupa más.

Es que todo se le junta. La inquietud por los gastos, que provienen de cada vez más fuentes. Y ahora, el peso de los años. Claudia tiene 53, pero de pronto se siente mayor. ¿Una nieta? No hay futuro, porque ya empezó a vivirlo. Hoy y mañana son lo mismo. Claudia no quiere ni mirarse al espejo.

Ya está llorando y esa es buena señal: la tensión se ha descargado y podrá dormir tranquila.

—¿Acaso no vale preocuparse por tonterías, mamá?

—Vale, mientras sepas que son tonterías. Ya, límpiate las lágrimas. Está regresando Joaquín.

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