Cultura previsional

12 may 2021

Menos mal que yo aporto

12 mayo 2021

Menos mal que yo aporto

Claudia nota que su vecina Rosita la saluda. Suele encontrarla cuando hace sus compras y siempre surge un tema de conversación.

Esta vez hablarán sobre el futuro.

—Todo está bien —prefiere comentar Claudia, aunque vive preocupada por el futuro—. Con mis dos trabajos me las arreglo para mis gastos. ¡Ah!, y en los dos hago aportes para mi futura pensión.

—La pensión no es futura en mi caso. Yo ya cobro una pensión. Por mi papá, porque falleció y yo todavía sigo estudiando. Así que tengo ese ingreso.

Él papá de Rosita pertenecía a un sistema de pensiones, eso lo sabe muy bien Claudia. Por eso ahora su vecina recibe ese beneficio.

—Menos mal que él aportaba —continúa Rosita—. ¿Se imagina usted si no lo hubiera hecho?

Claudia se imagina, claro. Porque su mamá trabajó durante años, pero nunca aportó. Hacía limpieza en casas y nunca hubo un documento que acreditara algún vínculo laboral. Nunca un certificado de trabajo, ni boletas de pago, ni liquidación de tiempo de servicios… La señora Pilar tiene 84 años y no es pensionista.

Tampoco es o podrá ser beneficiaria de una pensión. De viudez, por ejemplo. Pues nunca se casó ni convivió con el padre de Claudia. Ellas no tienen contacto con él desde hace casi 50 años.

Así que Pilar no es pensionista. Claudia vive con ella y siente pena cuando la escucha lamentarse:

—Me alivia saber que tú sí tienes cómo aportar y sí tendrás algo para ti.

—Para mí, para Joaquín y también para ti, mamá —se dice Claudia para adentro. Lo que siente ahora es preocupación.

Qué bien por Rosita y por su papá, piensa. “Menos mal que él aportaba”: esa expresión le sigue rondando por la cabeza.

—Menos mal que yo aporto —así la traduce Claudia—. Además, lo hago como dependiente y también como independiente.

Claudia se siente ejemplar. Pero sigue preocupada. Y sigue repitiendo esas palabras.

—Menos mal que él aportaba. Menos mal que yo aporto. Menos mal que Joaquín aportará… Ay, eso nomás faltaría. Que Joaquín no aporte —se aflige por gusto Claudia. Pero ahorita se le va a pasar. Ella prefiere quedarse con la mejor parte.

— Menos mal que yo aporto. Sí, señor.

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